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El ascensión del Monte Kilimanjaro

  • Photo du rĆ©dacteur: Lucia Trouiller
    Lucia Trouiller
  • 11 sept. 2021
  • 4 min de lecture

Muchos vienen a Tanzania para subir el famoso Monte Kilimanjaro. La verdad, ni siquiera lo había pensado. Realmente, estaba enfocada en experimentos humanitarios, y no lo había planificado en mi presupuesto. Sin embargo, al enterarme de esto, comencé a interesarme cada vez mÔs en él, y el deseo de realizar esta aventura no hizo mÔs que crecer. ”Así que decidí lanzarme!



Elegí confiar la organización de mi ascensión a mi amigo Ben, que es agente de viajes y guía (BENSAFARIS). También me acompañó a lo largo de esta expedición. Preferimos recorrer la ruta de senderismo llamada Marangu, o Coca-cola, la única que tiene chozas para dormir en cada campamento. La mejor forma de pasar buenas noches y recargar mi cÔmara.




DĆ­a 1:


Una vez arreglados todos los trÔmites para entrar en el Parque Nacional del Monte Kilimanjaro, se inició la ascensión a primera hora de la tarde. El punto de partida estÔ a 1860m de altitud. El senderismo comienza con la travesía de un bosque extremadamente denso y húmedo. El camino bordea el río. Nos lanzamos "polé polé" ("despacito" en swahili), acunados por la escorrentía de las pequeñas cascadas. Después de aproximadamente 4 horas de marcha, se terminó esta primera etapa de noche, con la ayuda de las lÔmparas frontales. Nunca había hecho senderismo por la noche: fue divertido. Nos instalamos en el primer campamento, Mandara Hut, a 2.700 metros de altitud.

DĆ­a 2 :


Empezamos de nuevo a las 9 de la mañana, en las nubes. El frío húmedo era duro: ha sido bueno activarse. Al principio nos hemos desviado un poco para pasar por el crÔter de Maundi, desde el que se pudo ver una parte de Kenia. Luego subiendo y saliendo poco a poco del bosque tropical, el cielo comenzó a despejar. La vegetación ha cambiado bastante: a medida que el clima se hacía mÔs seco y frío. El suelo estaba cubierto en su mayoría de inmortales, una de mis flores favoritas. Me detuve muy a menudo para respirar su dulce aroma especiado. Caminamos casi 6 horas antes de llegar al segundo campamento, Horombo Hut, a 3.700 metros de altitud. Llegamos de día, y tuvimos tiempo de admirar el mar de nubes que nos rodeaba, antes de que el sol se pusiera.



DĆ­a 3 :

Todavía estÔbamos en plena forma. Fue la última etapa antes de "El gran día". Caminamos tranquilamente durante 5 horas antes de llegar a Kibo hut, el último campamento a 4.700 metros. Ben comenzó a tener el mal de altura, con un ritmo cardíaco muy alto y un gran dolor de cabeza. Tenía mucho, mucho frío. Tuvo que ponerse toda la ropa llevada (chaqueta, guantes y gorros incluidos), mÔs dos sacos de dormir y una bolsa de agua caliente, para poder calentarse un poco y dormir. Yo aún me sentía bien.



DĆ­a 4 :

Llegó El día! Empezamos a media noche.

Fue una noche de luna llena, ”qué suerte! Ni siquiera necesitÔbamos nuestras linternas frontales tanto brillaba. Estos últimos kilómetros fueron increíblemente intensos y duros. A pesar de la hermosa luna que nos acompañaba, era de noche y hacía frío. La subida muy empinada. El oxígeno se estaba faltando. Se seguía un camino en zigzag de arena volcÔnica. Con cada paso hacia adelante, ”me sentía como si bajara dos pasos! Después de 6 horas de marcha, que parecían extremadamente largas y lentas, nos detuvimos en el Guillmans point a 5681m de altitud. Hemos podido admirar un maravilloso amanecer en este decorado lunar. Después de una noche así, esos primeros rayos eran tan preciosos y alegres!



Pero no esta terminado. Luego se bordeó el crÔter para llegar al punto de encuentro con las otras carreteras. Había mucha gente. Ben ya no podía subir. Ha decidido bajar. En cuanto a mí, a pesar de mi deseo de vomitar y de un cansancio extremo, he logrado los últimos pasos hasta el pico mÔs alto de África, a 5895m de altitud, con la ayuda grande de mi guía, Samson.


Cuando llegué allí, no pude contener mis lagrimas de emoción y agotamiento. ”Lo logré, y no podía creerlo! Por supuesto, tomamos la famosa foto frente al cartel de felicitación, y luego bajamos rÔpidamente al campamento, porque el mal de altura era difícil de soportar. Cuando casi llegamos al campamento, dos porteadores se nos acercaron con zumo, y nos sacaron las bolsas. Un pequeño detalle muy, muy apreciable en este tipo de momentos. Una vez en la choza, me fui directamente a la cama. Solo tenía 2 horas de descanso antes de regresar al campamento de Horombo Hut, donde pasamos nuestra última noche en el Parque Nacional del Kilimanjaro.



DĆ­a 5 :


El final se acercaba... El tiempo estaba hermoso. Tomamos un buen desayuno bajo el suave sol de la mañana. ”Momento suspendido!


Salim Kikeke, un periodista de la BBC tanzano que también estaba ascendiendo, nos entrevistó sobre cómo nos sentimos en esta aventura. Me hizo dos preguntas: "¿CuÔl fue mi sensación después de llegar a la cima mÔs alta de África?" Y también: "Los científicos predicen que los glaciares desaparecerÔn dentro de 10 años debido al calentamiento global, así que, ¿seguiría yo, sin las famosas nieves del Kilimanjaro, queriendo realizar esta ascensión?" Yo respondí: "sí, para mí, a pesar de estar muy afectada por este cambio climÔtico causado mayoritariamente por la actividad humana, lo que me atraía era la aventura y el superarse. La nieve era sólo un detalle mÔs. Y no creo que el paisaje y el logro serían menos impresionantes sin nieve."


Ahora habƭa llegado el momento de bajar la montaƱa y salir del parque...

Llegando a la salida, en el bosque, tuve la oportunidad de ver un perro salvaje. Parecƭa un lobo. Nos miramos directamente a los ojos, esos pocos segundos parecƭan mƔgicos, estaba tan cerca.


De vuelta a la ciudad, me reunĆ­ con todo el equipo para brindar por nuestro logro y recibir mi certificado.



Todavía no lo he precisado pero, si he superado esta prueba, es gracias a todo el equipo que me ha acompañado. Samson, mi guía, me daba muchas explicaciones sobre la fauna y la flora a lo largo del trayecto. Me ayudó mucho a llegar a la cima. Ben y Odinga, para siempre tener motivación y alegría. Daudi me traía un tanque de agua caliente para el baño, todas las noches y todas las mañanas, y me servía todas las comidas. Yona, el chef, me preparaba unas buenas sopas calientes. Y finalmente, Arnold y John, los porteadores, sin los cuales sería muy difícil subir.

Estoy muy agradecida por su trabajo. Agradezco nuevamente a Bensafaris por haber organizado de maravilla esta aventura excepcional y os lo recomiendo mucho!


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