Kilwa
- Lucia Trouiller
- 28 ago 2021
- 2 Min. de lectura
Durante mi estancia en Dar es Salaam, simpatizé con Cosmas, el camarero del hotel donde viví durante tres días, antes de ir a Zanzíbar. Así que decidí dar un paseo, después de Zanzíbar, por una semana en Kilwa Masoko: un pueblo de pescadores, donde Cosmas vive y trabaja en un hotel maravilloso, que pertenece al mismo dueño que el hotel de Dar es Salaam.
El trayecto en autobús para llegar allí duró algo más de 6 horas. ¡Mi primer largo viaje por mi cuenta, como si fuera una verdadera backpackpacker!

Una vez en Kilwa, me instalé en el hotel donde era casi la única clienta, Cosmas y yo fuimos a cenar al pueblo. Por casualidad, fue en el restaurante del ex alcalde quien se enorgullecía de recibirme, y de poder contarme que había viajado a Francia hace tres años. Hemos probado atún cocido en leche de coco, acompañado de tomates con arroz, perfecto para una primera noche en un pueblo de pescadores.

Durante mi estancia tuve la oportunidad de disfrutar de la tranquilidad de la playa y de la naturaleza que la rodea. Cuando Cosmas no trabajaba, me llevaba a visitar los alrededores: pasear en moto bajo un bosque de cocoteros, caminar sobre una playa de arena hasta donde se ve, durante la marea baja, al atardecer...

Como en Zanzíbar, hice un recorrido en barco, esta vez sola con el guía, para visitar dos islas frente a Kilwa Masoko, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Nos paremos en Songo Mnara, la isla más remota, que alberga ruinas del siglo XIV y XV.

Es en esta isla donde escogemos nuestros peces ahumados a los pescadores, para el almuerzo.
Era interesante visitar las ruinas, aunque preferí ver a los pescadores y sus pequeñas cabañas hechas de coral y cal.

En el trayecto hasta la segunda y mayor isla, hicimos una pausa para que pudiera hacer un poco de snorckelling. No había influencias de turismo masivo, y pude disfrutar de los magníficos corales y peces de millares de colores. Después de una hora de natación, disfrutamos de los buenos pescados ahumados con chapatis y plátanos, llegando a Kilwa Kisiwani, la segunda isla.

Hoy, Kilwa Kisiwani es un apacible pueblo de pescadores en medio del océano, pero en su tiempo fue la sede de un sultanato, y un importante cruce comercial que conectaba los reinos shona y las minas de oro de Zimbabue con Persia, India y China. A principios del siglo XVI, la isla cayó bajo el dominio portugués, y no recuperó su independencia hasta dos siglos después. Luego pasó a manos del sultanato de Omán y luego a manos del sultanato de Zanzíbar, a mediados del siglo XIX. Las ruinas están bien conservadas con muchas cosas que ver.

Al final de este día de intensa visita, disfruté de un baño en el océano indio al atardecer, antes de cenar una última vez en el pueblo con Cosmas.
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